¿Qué es la DHC?
La deficiencia de la hormona del crecimiento (DHC) se produce cuando la glándula pituitaria no produce suficiente hormona del crecimiento para apoyar el crecimiento lineal normal. Los niños con DHC a menudo tienen una velocidad de crecimiento reducida con el tiempo en lugar de una sola medición baja.
Signos típicos
- Velocidad de crecimiento lenta: La altura aumenta menos de lo esperado año tras año para la edad.
- Apariencia más joven: El niño puede parecer más joven que sus compañeros de clase con dentición retrasada o pubertad retrasada más adelante.
- Otras pistas: IGF-1/IGFBP-3 bajos en la detección, antecedentes de problemas pituitarios o síntomas como dolores de cabeza o cambios en la visión que necesitan atención urgente.
Cómo se evalúa la DHC
La evaluación comienza con mediciones seriadas precisas, la velocidad de crecimiento y los patrones de altura familiar. Los análisis de laboratorio de detección pueden incluir IGF-1 e IGFBP-3, función tiroidea, detección de celiaquía y otros según sea necesario. Una radiografía de edad ósea ayuda a evaluar la maduración. En algunos casos, se realizan pruebas formales de estimulación de la hormona del crecimiento, y se puede considerar una resonancia magnética cuando esté clínicamente indicado.
Opciones de tratamiento
Si un especialista diagnostica DHC, el tratamiento puede incluir hormona de crecimiento humana recombinante con dosificación y monitoreo individualizados. Las familias reciben educación sobre la administración, las respuestas esperadas y los programas de seguimiento. La respuesta varía; el objetivo es restaurar la velocidad de crecimiento mientras se monitorea la seguridad y la salud general.
Idea de enlace interno: Reserve una evaluación de crecimiento • Preguntas frecuentes sobre la DHC • Historias de padres.
Preguntas frecuentes rápidas
¿Todo niño de crecimiento lento tiene deficiencia de GH? No. Muchos niños tienen variantes normales como la baja estatura familiar o el retraso constitucional.
¿Qué tan rápido funciona el tratamiento? Los médicos rastrean la altura cada pocos meses; los cambios tempranos en la velocidad guían la atención continua.
